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Bases conceptuales de la Restauración ecológica

El pasado 5 de Junio comenzó oficialmente el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030). En este artículo aprenderás las diferentes acepciones y aplicaciones.


El pasado 5 de Junio, Día Mundial del Medio Ambiente se centró en la restauración de los ecosistemas, lo que para la ONU significa "prevenir, detener y revertir" el daño ocasionado en la naturaleza, "pasar de explotarla a curarla". Para ello, el mismo día comenzó el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030) cuyo objetivo es revivir "miles de millones" de hectáreas de naturaleza: mares, bosques, tierras de cultivo.


Ahora bien, ¿es posible restaurar ecosistemas? Técnicamente no. Más que restaurar, quienes nos dedicamos a esto decimos que podemos rehabilitar un ecosistema degradado.

En efecto, muchos de los procesos de degradación, suponen una modificación de los componentes ambientales originales (morfología, características del terreno, etc.) que los trabajos de recuperación nunca pueden compensar. En este sentido, el término restauración puede crear falsas expectativas entre los profanos por su connotación de devolver esos terrenos a su condición inicial, cuando la realidad muestra que, inevitablemente, se consigue un espacio distinto del original. Por ello, en muchas ocasiones parecería más adecuada la utilización de otros términos más acordes con la situación.


Es necesario, por lo tanto, señalar que el proceso en sí tiene diferente denominación en función del enfoque que se le dé, de los objetivos que se pretendan alcanzar y de los métodos que se empleen. En líneas generales, podemos distinguir entre los siguientes tipos de enfoque:



• Restauración, cuando se alcanza el estado original del sistema del que se partía u estado primigenio.


• Recuperación, cuando se llega a una situación distinta de la primigenia pero ecológicamente muy próxima a esta, normalmente consecuencia de haberse alcanzado los niveles de estructura y funcionamiento de determinados elementos del ecosistema, pero no en su totalidad, debido a la lentitud de los procesos naturales. En realidad este sería el enfoque más realista para referirnos a una actuación de restauración, ya que la “restauración”, como tal, es prácticamente imposible de alcanzar.


• Restitución, el enfoque es similar a la recuperación, pero la diferencia es que en el proceso de restitución se fijan todos los esfuerzos en un único elemento del sistema (bien vegetación, fauna, suelo, etc.) pero no en todo su conjunto (como es el caso de la recuperación).


• Rehabilitación, consiste en adecuar el espacio alterado para actividades diferentes a las originarias. Pretende llevar el espacio degradado a una situación que se considera aceptable y útil desde el punto de vista del entorno, sin pretender ninguna aproximación al estado inicial.


• Reforma, contempla el empleo de tratamientos dirigidos a facilitar la acción de la naturaleza para que esta consiga que el área sea ocupada por una sucesión natural.


• Sustitución o reemplazo, consiste en procurar un ecosistema o paisaje en equilibrio con las condiciones reales del espacio degradado sin pretender eliminar los elementos de degradación, lo que supone una mejora de la función del área pero sin apartarse de la estructura anterior.




Los diferentes enfoques para mejorar un ecosistema degradado pueden ser expresados en función de dos características principales: estructura y función del ecosistema. La estructura del ecosistema (eje abscisa) está relacionada con el número de especies que este ecosistema alberga, así como con su complejidad. Sin

embargo, las funciones del ecosistema (eje ordenada) dependen directamente de la biomasa, cantidad de nutrientes disponibles y ciclos que se desarrollan en el ecosistema en cuestión. Como se puede apreciar en la figura, cuando la degradación ocurre ambas características son reducidas, aunque no necesariamente en una misma medida. Por el contrario, la restauración implica recobrar en su totalidad la estructura y función del ecosistema original. No obstante, la realidad muestra la dificultad de conseguir que un ecosistema degradado vuelva a su estado natural. Esto implica que exista un amplio número de enfoques diferentes y de carácter intermedio, que permiten mejorar dichas características en mayor o menor medida (Bradshaw, 1987).




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